Desaire a la presidenta...

Epístolas Surianas

De Julio Ayala Carlos

• Desaire a la presidenta...

ES PARADÓJICO. La Presidenta de la República que obtuvo 36 millones de votos en su elección, es decir, la más alta votación que se haya tenido en la historia del país, paradójicamente enfrenta problemas de poder, y lo que es peor, al interior del gobierno y de su partido. Y todo porque su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, quien tuvo 6 millones menos, se asume como el poder tras el trono, el que sigue mandando en el país, el nuevo Plutarco Elías Calles.

Los desaires en su contra, como el de este domingo en el zócalo de la Ciudad de México, que debía ser un acto de unidad y de fuerza hacia el exterior, principalmente ante el gobierno de Estados Unidos de América, encabezado por el presidente Donald Trump, no sólo es un ejemplo de demostrar quién tiene el poder, sino de quién manda en el país.

Ciertamente no son nuevos los desplantes de poder del expresidente cuyo gobierno fue un desastre. La ratificación de la presidenta de la CNDH, contra la propuesta de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo es uno de ellos, así como el aplazar la iniciativa de Ley contra el nepotismo que envió para que entrara en vigor en el 2027 y no en el 2030 como dispusieron los senadores y diputados de Morena y partidos aliados.

Eso no se hace, o no se hacía en México, como tampoco se hace en ninguna parte del mundo, es decir, que las propuestas de la presidenta o presidente enviadas al Senado y a la Cámara de Diputados, que son mayoría en el Legislativo, se ignoren o se voten en contra como ocurre en el gobierno de Sheinbaum Pardo, que la hacen ver como una presidenta que si bien es la titular del Ejecutivo no tiene poder, toda vez que no manda ella, sino otros, que debieran ser sus aliados.

Hay que decirlo. Ciertamente en el Senado de la República, con Adán Augusto López como coordinador de los senadores de Morena, al igual que en la Cámara de Diputados, con Ricardo Monreal en la coordinación de los diputados de ese mismo partido, son representantes populares por decisión de López Obrador y a quién le deben el cargo, así como los principales dirigentes de Morena, entre ellos el propio hijo del expresidente de la República, Andrés López Beltrán, a quién le rinden pleitesía como representante de quién es el mandamás del país.

Los hechos de este domingo, cuando Adán Augusto López, Ricardo Monreal, y Manuell Velazco, coordinador de los senadores del PVEM, así como la dirigente nacional de Morena, Luisa Alcalde, entre otros referentes de la política nacional, ignoraron a la presidenta Claudia Sheinbaum, para tomarse fotos con Andrés López, hijo de López Obrador y secretario de Organización del partido guinda, no es más que un desaire y demostrar quién tiene el poder.

¿Ignorar a la Presidenta de la República, sabiendo que iba a saludarlos, para tomarse fotos con el hijo del expresidente? ¿Hacer ver que no importa, que no es importante sino el hijo del expresidente López Obrador, a quien se le dio todo el poder en Morena, y que desde ahora ya se le candidatea para el 2030, cuando la jefa del Ejecutivo no cumple ni un año en el cargo?

Lo de ayer domingo, hay que puntualizarlo, es muestra de que hay una pugna por el poder y el gobierno federal, entre la presidenta Claudia Sheinbaum que busca afianzarse en el cargo, con un gabinete impuesto, y un poder Legislativo que no le responde, y un expresidente que se asume como el jefe máximo, que cree tener el derecho de mandar por el hecho de que él la impuso, con todo y que su sucesora obtuvo 6 millones de votos más que él.

Es cierto. Quien fundó Morena, y el movimiento que llegó al poder es López Obrador, quien se niega a dejarlo porque supone que le pertenece. No entiende que ya no es el presidente y que, con todo y el aprecio y la gratitud que le tiene Sheinbaum Pardo, quien lo defiende del gobierno de Estados Unidos de Norteamérica por su relación con el narcotráfico, va a terminarse de un momento a otro y con un manotazo.

No. No entiende el expresidente que el poder no se comparte. No entiende que para un moderno Plutarco Elías Calles, sigue estando presente un Lázaro Cárdenas del Río, que sin dudarlo mandó al exilio a quien se creía el Jefe Máximo.