NO ES UN FALLECIMIENTO, ES UNA NEGLIGENCIA LO QUE PROVOCÓ LA MUERTE DE VÍCTOR WENCES MARTÍNEZ
Hoy me inunda una mezcla de tristeza profunda y un enojo que me arde en el pecho. Ayer supimos que nuestro compañero Victor Hugo Wences Martìnez , periodista incansable y director de Radio Universidad UAGro Universidad Autónoma de Guerrero, fue finalmente trasladado a Cuernavaca, gracias a la presión de comunicadoras, comunicadores y a la intervención directa del Director de Comunicación Social del Gobierno del Estado. Pero ya era tarde. Muy tarde.
Víctor llevaba días esperando atención médica digna en el #ISSSTE de #Chilpancingo. Su salud empeoraba y el sistema solo le respondía con excusas: que no podían hacer más. Y es verdad: solo dan largas, pero no le daban a los familiares el traslado a un hospital de México o Cuernavaca. La burocracia maldita que da largas a veces de hasta un año para que te den una cita de especialidad.
Sus familiares hicieron todo lo posible: lo trasladaron al hospital de Acapulco y, finalmente —por una intervención especial— se logró su aceptación e ingreso al Hospital de Alta Especialidad del ISSSTE en Cuernavaca, Morelos.
Pero el tiempo ya se había perdido.
Un centenar de periodistas, personas defensoras de derechos humanos y trabajadores de medios firmamos cartas físicas y electrónicas exigiendo atención urgente a las más altas autoridades: a la Presidenta de la República, a la Gobernadora del Estado, y al Rector de la UAGro.
No hubo respuesta oportuna.
Hoy las redes se llenan de homenajes, esquelas y palabras bonitas. Pero cuando él necesitaba apoyo, una ambulancia, un traslado urgente... ¿dónde estaban?
¿Dónde estaban quienes hoy se lamentan? ¿Dónde estuvieron quienes ni siquiera se acercaron a ayudar a su familia?
La muerte de Víctor no fue natural. Fue producto de la negligencia institucional, del abandono del sistema de salud que llevamos padeciendo desde hace años, del silencio cómplice de las autoridades y de quienes debieron actuar. Y de quienes, evidentemente, no se atienden ni atienden a sus familias en estos hospitales públicos; si así fuera, ya conocerían la situación y lo habrían cambiado.
Víctor no está solo. Detrás de él hay miles de personas —y entre esas me sumo yo— que sufrimos lo mismo: excusas, indiferencia, puertas cerradas, pérdida de tiempo y dinero ya que andamos pagando por estudios, medicamento y atención médica, perdiendo tiempo que puede costarnos la vida.
Y no todas tienen una comunidad que alce la voz. Y no es un secreto, todas las personas saben de las carencias de años de los servicios hospitalarios, lo sabe la Comisión de los Derechos Humanos, lo saben las diputadas y diputados locales y federales, los liderazgos sindicales, si esos que siempre prometen y lejos de cambiar sus agremiaciones se remiten a decir que es lo que hay, y lo saben toda la Gobernanza, municipal, estatal y federal y si, nadie ha hecho nada por cambiarlo y todos los días siguen permitiendo que mueran las personas.
Por eso hoy les digo, desde el corazón: No se queden calladas, no se queden callados. Griten si es necesario. Exijan. Luchen por su salud y la de sus afectos. Busquen apoyo. Porque si no, este sistema nos deja morir.
A la familia Wences Barragán su hijo Andy e hija África, también a Ofelia Barragàn Torres, Veronica Wences y Josabeth Barragán Torres, Esposa, Hermana y Cuñada, a mi querido Sergio Rafael Ocampo y a todas las personas que integran Radio Universidad Uagro, por la partida de su compañero y amigo, así como a todos sus afectos, reciban todo mi cariño, mi respeto y mi más sentido pésame. Les abrazo con el alma y elevo oraciones por ustedes. Que encuentren consuelo, fuerza y paz en medio de esta tribulación.
Que Dios reciba con amor y luz al querido Víctor Wences, y que nunca permitamos que su partida quede impune ni en el olvido.
Descansa en paz.
Anna Guerra del Real
Embajadora de Paz 

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